Médicos, especialistas, legisladores, consumidores y ex adictos admitieron los efectos nocivos sobre la salud que provoca el consumo de marihuana, pero la mayoría se mostró a favor de despenalizar la tenencia y el consumo personal.
En ese sentido, elevaron como principal reclamo el hecho de que se siga «encarcelando a los infractores».
La ley 23737 sancionada en 1989 castiga a quien «tuviese en su poder estupefacientes», pero en 2009 la Corte Suprema declaró inconstitucional un párrafo del artículo 14 al argumentar que la tenencia de sustancias para consumo personal es un «acto privado que no afecta a terceros».
El jefe de la división de Toxicología del Hospital Fernández, Carlos Damin, detalló a Noticias Argentinas que el Tetra Hidro Cannabinol, principio activo de la marihuana, tiene algunos efectos «dañinos, otros muy dañinos y algunos terapéuticos», aunque consideró un «disparate» que se inicie un proceso penal a quién consume una sustancia.
«El uso de la marihuana, sobre todo en la forma fumada, produce un impacto a nivel pulmonar pero no por características propias sino por el hecho que ingrese humo muy caliente a las vías respiratorias», detalló.
Damín distinguió en el uso de esta droga un efecto sobre la tensión arterial, el sistema inmunológico y una pérdida momentánea de la memoria reciente, pero desmintió que provoque un «daño mayor a nivel neuronal».
«Más allá de que yo como médico promueva hábitos saludables de vida entiendo que el Estado no puede meterse dentro de su casa y decirle ´usted no puede fumar marihuana´» sostuvo el especialista.
Además, consideró que es «absurdo» impedir el cultivo personal de marihuana y lo justificó: «»Alguien puede tener un potus en la casa pero no una plantita de cannabis, y si se le ocurre fumar el potus puede, pero marihuana no».
Según algunos consumidores y toxicólogos la marihuana, por acción del principio activo delta 9 Tetra Hidro Cannabinol, produce además una «sensación de mucha relajación, de bienestar, una mejora momentánea en el estado anímico, acompañada de risa espontánea e incontrolable, y un aumento en las capacidades perceptivas».
Mientras el médico advirtió que no está en contra del consumo recreativo, advirtió que para hablar de un caso de adicción tienen que coincidir tres factores: «Que exista una sustancia con cierto poder de generar dependencia, una persona capaz de desarrollar una adicción y un entorno facilitador».
Al cruce de estas declaraciones salió Guillermo Tonini, encargado de admisiones de la fundación REVIVIR, que trata a personas con adicciones.
«Apoyar el consumo recreativo es una idiotez, es como promover que un artista debe tomar LSD para llegar a una situación trascendental», remarcó, y enseguida agregó: «No se puede distinguir entre ser usuario ocasional o adicto porque a estas situaciones las separa una línea muy delgada».
«Nosotros recibimos personas con problemas en los cuales la palabrita que más se repite es ´marihuana´», sostuvo.
Sin embargo, el integrante del staff de REVIVIR coincide en que la Policía no debe «detener» a una persona por tener droga y mucho menos «meterlo en una cárcel» con otros detenidos porque «no soluciona nada».
«La tenencia no debería ser un delito sino que podría ser considerada una contravención, con la intervención de una asistente social para que se inicie un tratamiento y evitar que la persona siga padeciendo la enfermedad», explicó Tonini.
Por otra parte, precisó «lo de la plantita hogareña es una mentira» y argumentó que el cultivo requiere «tiempo» para dar frutos pero el consumo de marihuana lo primero que afecta es «la voluntad y la constancia».
En tanto, las diputadas nacionales Cecilia Merchán y Victoria Donda del bloque Libres del Sur presentaron en el Congreso un proyecto que propone despenalizar todos los casos de consumo y tenencia de estupefacientes sin considerar la cantidad.
Según Merchán, en el esquema legal actual «se persigue a los consumidores y no a los traficantes», pues se detiene a «todo aquel que tenga droga y luego se le pide que demuestre que no estaba comercializando y que sólo la tenía para consumo personal», asegura la diputada.
«La carga se tiene que invertir y antes de detener a alguien debe ser el Estado quien encuentre las pruebas de que existe una actividad de venta, independientemente de la cantidad y de la sustancia», sostuvo la presidente del bloque Libres del Sur en declaraciones a Noticias Argentinas.
Además, la diputada Merchán reconoció consumir marihuana «ocasionalmente» al señalar: «Si estoy en una fiesta con amigas y amigos y hay un porro, yo fumo».
«Yo no le recomendaría a alguien que fume para ir a laburar, pero no me parece malo un porro entre un montón de amigos una noche», opinó.
El proyecto de Libres del Sur también impulsa la legalización del autocultivo de marihuana para frenar la «venta minorista de drogas» y para evitar el consumo de cannabis de «mala calidad y mezclado con otras sustancias» aún más tóxicas. Sebastián Basalo, director de la revista THC -que promueve la despenalización de la marihuana-, explicó que el autocultivo significa «un cambio de concepción» en la relación del consumidor con la naturaleza: «Ya no va a ser una relación posesiva de compra sino de reciprocidad, porque hay que dedicarle tiempo a la planta para que dé su fruto», precisó.
También destacó que el hecho de no poder plantar marihuana obliga a tener que conseguirla en el «mercado negro», donde se ofrecen muchas drogas y donde se encuentra «la puerta de entrada a otras sustancias más agresivas».
Si bien reconoció algunos efectos negativos sobre la salud, «fundamentalmente en la marihuana fumada», aseguró que «al que fume un porro probablemente lo único que le pase es que se cague de risa».
Sin embargo, la historia de Nicolás, de 16 años, es otra, porque hace nueve meses que está internado para superar su adicción a la marihuana y a otras sustancias en la granja que la fundación REVIVIR posee en Bernal.
«Yo empecé a fumar en la plaza con mis amigos cuando tenía diez años», contó el adolescente, al tiempo que opinó que «el porro te engaña, porque te hace creer que no te está haciendo daño».
Nico, como lo llaman en REVIVIR, no está de acuerdo con el consumo recreativo porque afirma que «al principio siempre se fuma poco», pero con el paso del tiempo se convierte en un hábito de «todos los días» y se «dejan de hacer otras cosas» para consumir.
«Cuando fumaba tenía desgano, quería comer, dormir, escuchar música y nada más», relató y enseguida reveló: «Si no hubiese probado la marihuana tampoco habría probado otras drogas».
Por otra parte Nicolás también considera que «detener a alguien por tener drogas no soluciona nada porque no le va a curar su adicción».
«Esa persona, cuando salga de la cárcel, va a volver a consumir y lo único que genera es un disgusto para la familia», remarcó.
Por su parte, Basalo detalló que de los detenidos por infracción a la Ley de estupefacientes, finalmente la Justicia demuestra que sólo un 3 por ciento comercializaba sustancias y el resto eran sólo usuarios.
«Hay 12 mil pibes presos por año y el narcotráfico no hace más que expandirse», denunció.
Según datos de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), aproximadamente un 25 por ciento de los pacientes que inician tratamientos para dejar el consumo de drogas son adictos a la marihuana.
Además, siempre según datos de SEDRONAR, en la última década «aumentó más de un 60 por ciento la cantidad personas que fuman marihuana en Argentina» y disminuyó considerablemente la percepción de esta como una sustancia «agresiva».