Un grupo de científicos ha descubierto los dos agujeros negros más grandes conocidos hasta el momento, localizados en dos enormes galaxias elípticas a unos 270 millones de años luz de la Tierra. El hallazgo sugiere que los procesos que influyen en el crecimiento de las galaxias grandes y sus agujeros negros difieren de los que afectan a las galaxias pequeñas.
Hasta ahora, el agujero negro más grande que se conocía, ubicado en la gigantesca galaxia elíptica Messier 87, tenía una masa de solo 6.300 millones de masas solares.
Los científicos evaluaron, con el telescopio Gemini de Hawai, los datos de dos galaxias vecinas a la mencionada, NGC 3842 y NGC 4889, y concluyeron que había allí agujeros negros supermasivos, mucho más grandes que el anterior.
Constataron que NGC 3842 alberga en su centro un agujero negro con una masa equivalente a 9,7 millones de masas solares, mientras que en NGC 4889 hay otro con una masa igual o superior, aseguran en ‘Nature’. Estos agujeros negros tendrían un horizonte de sucesos, la región en la cual nada, ni siquiera la luz, puede escapar a su atracción, unas siete veces mayor que todo nuestro sistema solar.
Según los expertos, el enorme tamaño de los agujeros se debería a su habilidad para devorar no solo planetas y estrellas sino también pequeñas galaxias, un proceso que se habría producido a lo largo de millones de años.