Un trabajador francés se ha buscado un gran problema por no poder controlar sus gases. Al parecer, eructaba y despedía flatulencias a diario en su puesto de trabajo, hasta tal punto que varios de sus compañeros interpusieron varias quejas ante la dirección de la empresa. Él, eso sí, sólo reconoció eructar una o dos veces al día. El caso es que el jefe se vio obligado a tomar cartas en el asunto y no tuvo más remedio que poner las cartas sobre la mesa. “Nos vemos obligados a notificarle su apercibimiento por causa real y seria debido a los siguientes motivos: perturbaciones sonoras tales como eructos regulares y flatulencias no disimuladas por las que resulta que sus faltas y su comportamiento generan tensiones y conflictos recurrentes en las relaciones con sus colegas de trabajo”.
Pero al parecer, el trabajador hizo caso de la petición y siguió eructando y tirándose pedos con descaro, por lo que hubo que apelar a la justicia laboral, según Eric Rocheblave, abogado de la ciudad de Montpellier, especialista en Derecho del Trabajo, quien, por consideración hacia la familia del infractor, no revela su nombre ni el de la empresa en cuestión. Recientemente, la Justicia ha dado la razón a los sufridos compañeros del trabajador cesado. Y es que la Corte de Apelaciones de Versalles en su resolución n° 10/04404 del 22 de marzo de 2012 consideró que “las faltas deliberadas y reiteradas a las reglas del saber vivir de este asalariado, generadoras de tensiones en sus relaciones con sus colegas, constituyen una causa real y seria de despido”.
Pero el de Montpellier no es el único cese por causas similares. Ya en febrero de 2010, Daniel Cambridge, un trabajador de los almacenes de la empresa Waterstone, en la localidad inglesa de Burton-upon-Trent, fue despedido por lo mismo. Daniel, que entonces tenía 27 años, afirmó que su problema de flatulencias era un efecto secundario común del antidepresivo ‘Citaloprama’, que estuvo tomando durante las tres últimas semanas. Incluso entregó el prospecto. “No puedo creer que me hayan despedido por echar gases. Para mí es como tener una discapacidad. No puedes echar a alguien porque le falte una pierna o un brazo”, se quejó. Daniel trabajaba en la empresa desde septiembre del año anterior y, según le informaron, en los últimos días el almacen había recibido hasta 35 quejas en 48 horas.
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