Christopher Cameron y sus colegas del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Montreal han dado con un gran descubrimiento científico: desenterraron los fósiles de una extraña criatura con forma de falo en el esquisto de Burgess, en el Parque Nacional Yoho, en Canadá. Los fósiles fueron encontrados en un área donde la formación geológica tiene 505 millones de años.
El estudio, que se publica en la revista Nature, confirma que «Spartobranchus tenuis» es un miembro del grupo de gusanos bellota, animales raras veces vistos, que prosperan hoy en la playa y en el fango de aguas bajas y más profundas.
Los gusanos bellota son parte de los hemicordados, un grupo de animales marítimos estrechamente relacionados con las estrellas y pilluelos de mar. «A diferencia de animales con dientes y huesos, estos gusanos tenían cuerpos suaves entonces su registro fósil es sumamente raro», explicó Cameron. «Nuestra descripción de Spartobranchus tenuis, una criatura antes desconocida a la ciencia, empuja el registro fósil de los enteropneustos200 millones de años atrás del período Cámbrico, cambiando nuestra comprensión de la diversidad biológica a partir de este período».
Desde su descubrimiento en el siglo XIX, las preguntas en torno a la evolución de los hemicordados giró en torno a los orígenes del grupo y la relación entre sus dos ramas principales: enteropneustos y pterobranquios. «Es asombroso como los fósiles de Spartobranchus tenuis se parecen a los gusanos bellota de los días modernos, excepto porque estaban formados por tubos fibrosos. Los tubos proporcionan un eslabón perdido clave que une los dos grupos principales de hemicordados. Nuestras conclusiones sugieren que los tubos fueron perdidos en el linaje que conduce hasta la actualidad», añadió Cameron.
El análisis detallado sugiere que Spartobranchus tenuis tuvo un cuerpo flexible con una trompa corta, un cuello estrecho que alarga el tronco y termina en una estructura protuberante que puede haber servido como un ancla. Los especímenes examinados miden 10 centímetros de largo.
Según los investigadores, probablemente dio de comer a las pequeñas partículas del fondo de los océanos. «Hay miles de especímenes en el Parque Nacional Yoho y es posible que haya jugado un papel importante en el reciclaje de la materia orgánica en la edad temprana del esquisto de Burgess, similar al aporte ecológico proporcionado por los gusanos de tierra en la actualidad» indicó, por su parte, Jean-Bernard Caron, otro de los autores de la investigación, de la Universidad de Toronto.
El esquisto de Burgués es uno de los depósitos de fósil más importantes para la comprensión del origen y la temprana evolución de los animales que ocurrieron durante la explosión cámbrica, que empezó hace aproximadamente 542 millones de años.