Las vacaciones ya no son lo que eran. En lugar de llevarnos un grueso tomo de poesía, aventuras o novela existencialista para olvidarnos de todo, lo que metemos en la maleta son los gadgets que nos mantienen conectados a nuestra vida cotidiana.
Casi tres cuartos de los veraneantes se llevan consigo algún aparato electrónico, en lugar de desconectar bajo una idílica palmera sin más tecnología que un abanico.
Una encuesta realizada en Reino Unido muestra unos datos que aunque poco sorprendentes, no dejan de ser llamativos. Apenas un 27 por ciento de los veraneantes dice desconectar de cacharros tecnológicos durante sus vacaciones, lejos de la idea del descanso estival sin noticias del mundo.
Al menos, parece que no estamos enganchados al trabajo. Tan sólo un 6 por ciento de los encuestados dijeron consultar correos de trabajo en sus días de asueto, mientras que el 30 por ciento dijo que se mantendría al día en medios sociales más desenfadados como Twitter o Facebook.
No en vano, las vacaciones son tecnológicas desde el momento en el que las contratamos, cada vez con más frecuencia, a través de Internet. Billetes de transporte y reservas de alojamiento son los productos estrella del comercio electrónico, gracias en parte a las empresas de bajo coste.
La encuesta, de los organizadores de viajes de lujo Cox & Kings, señala además que el 78 por ciento de los usuarios de 34 años o menos dice que la tecnología les ayuda a descansar, reflejando que ya se nos están olvidando aquellos viajes en los que encontrar enchufes compatibles era misión casi imposible. Y eso, a la hora de llenar -y cargar- la maleta, se nota.