Estoy escandalizada por las noticias sobre los cursos que la Junta de Extremadura ofrece a jóvenes incentivando la masturbación. Creo sinceramente que algunos han perdido el sentido común y que por ánimo de lucro están dispuestos a lo que sea.
Me parecen absurdas estas prácticas con las que utilizan a los jóvenes, convirtiéndolos en simples muñecos en busca del placer. ¿Dónde queda la alegría profunda que sienten el hombre y la mujer cuando ambos hacen un uso adecuado de su cuerpo? Me imagino, sin mucho esfuerzo, que ese sentimiento no tendrá nada que ver con el vacío inmenso que sentirán después de ese juego estúpido. Creo que alguien debería hacer entrar en razón a estas personas.
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