Alina Sarag tenía 15 años y murió de tuberculosis. Los médicos no sólo no le detectaron la enfermedad a pesar de acudir a cuatro hospitales británicos diferentes, sino que un doctor incluso le insinuó que lo que tenía era mal de amores, mientras que otro le dijo que padecía bulimia. «Dijeron que todos los problemas estaban en su cabeza», lamenta el padre de la menor, que ahora reviven el malsueño con el juicio por estos hechos, según publican varios periódicos ingleses.
La menor vomitaba hasta diez veces al día y casi no podía moverse, explica el padre. Pero los médicos sólo les recomendaron que fuera a un psiquiatra. Ahora se sientan en el banquillo por negligencia.
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