RAFAEL VIDAL Superviviente del accidente del vuelo de Spanair
Palma de Mallorca,
Vanessa SÁNCHEZ
Era su primer día de vacaciones. Se dirigía a Las Palmas para hacer un curso de surf, pero nunca llegó. El avión de Spanair en el que viajaba aquel 20 de agosto de 2008 se estrelló en las pistas del aeropuerto de Barajas, dejando 154 fallecidos y una decena de supervivientes. Entre ellos, Rafael Vidal (Madrid, 1977). Sólo unas semanas antes, este ingeniero disfrutaba de las playas de Mallorca junto a unos amigos. Aún no ha vuelto a volar.
-A punto de cumplirse el primer aniversario del accidente, ¿cómo se encuentra?
-Después de todo lo que ha pasado, ahora sólo pienso en disfrutar más de la vida. He aprendido a dar menos importancia a ciertas cosas y más a pequeños detalles cotidianos. Aunque es verdad que los abogados y el tema del juicio me quitan el sueño.
-¿Qué secuelas sufre?
-Al margen de recuerdos y las psicológicas, todavía tengo secuelas físicas. Después de un año, mi tibia izquierda aún está rota y tengo que llevar un fijador externo para ayudar a que la fractura consolide. De momento no puedo hacer vida normal y desconozco si algún día podré estar bien del todo. La recuperación plena es todavía una incógnita. Ni los médicos se «mojan». A día de hoy no me saben decir si en un futuro tendré problemas de movilidad o si podré irme a esquiar. Las fracturas abiertas que hemos sufrido los supervivientes han sido muy complejas. Ha habido altos grados de infección por las condiciones del lugar del accidente.
-¿Qué recuerda de los instantes previos?
-Los cuatro alabeos que dio el avión instantes antes de estrellarse… y cómo tuve una mirada de complicidad con la azafata que estaba frente a mí y cómo con dicha mirada nos despedimos.
-¿Cuándo se dio cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir?
-El avión nada más levantarse del suelo viró bruscamente, lo que no es muy habitual; al menos yo sólo lo he experimentado una vez.
-¿Cómo reaccionó?
-Tan sólo recuerdo tirar del cinturón y cubrirme la cabeza con las manos. Está claro que ambas cosas son absurdas, pero fueron instintivas.
-¿Cuándo fue consciente de que había sufrido un accidente?
-Cuando desperté me dolía mucho la espalda. Primero pensé que estaba en mi casa y que había dormido en una mala postura, y aunque suene ridículo, tardé en darme cuenta de lo que había sucedido.
-¿Se actuó como se debía?
-Éste es uno de los temas por los que la asociación de afectados va a luchar en los tribunales, para que se aclare por qué se tardó tanto en asistir a las víctimas. Hay casos en los que la causa de defunción ha sido un shock hipovolémico (pérdida de sangre), y una mejor actuación podría haberles salvado la vida.
-Pilotos y mecánicos fueron señalados desde un principio.
-Los primeros, por desgracia, han fallecido, al igual que otras 152 personas, pero todo parece indicar que no pusieron los flaps en el despegue, es decir, que salieron con el freno de mano puesto. Los segundos contribuyeron a que no sonara la alarma que dice «no has puesto los flaps».
-¿Volverá a volar? Elija destino…
-Sin lugar a dudas. Debo continuar con mi vida, y, tanto por motivos laborales como por placer, volveré a volar. Aún desconozco que pasará por mi cabeza el primer día que vuelva a subir a un avión. Y me gustaría ir al quinto continente, que es mi asignatura pendiente.
«Los pilotos no pusieron los flaps, es decir, salieron con el freno de mano puesto»
<Rafael Vidal >
Superviviente del vuelo
Fuente: http://www.lne.es