Al César, lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios, pero ¿de quién es una cerveza? Quizá fuera esta disyuntiva lo que indujo a la monja a esconder la cerveza en su hábito con el objetivo de deliberar ante el objeto y llegar a una conclusión. Lástima que las cámaras de seguridad grabaran el robo; Dios todo lo ve y parece que el Hombre también…
Poco probable es que se planteara utilizar la cerveza como camino corto al éxtasis alcanzado por colegas suyas como Santa Teresa de Jesús, puesto que, a falta de fe, sería necesaria una cantidad ingente de alcohol; una sola lata no resultaría de utilidad.
Podría, tal vez, haberla tomado prestada para algún parroquiano alcohólico. En cualquiera de los supuestos, ¿por qué no pagarla? ¿Será, esta mujer, la Winona Ryder de las monjas?
La cuestión es que no se sabe absolutamente nada de este vídeo, sólo que se ha dado a conocer en las últimas horas a través de Youtube y que los hechos tuvieron lugar, presuntamente, el pasado 10 de septiembre. No hay que descartar, por tanto, que se trate de una broma. Broma o no, en tan sólo cuatro días, el vídeo ha sido reproducido casi 325.000 veces en el famoso portal de Internet. Todo un éxito: objetivo cumplido. ¿Te lo crees?